miércoles, 3 de septiembre de 2014

286 - ¿QUÉ SON?

En un día cualquiera puedes encontrarte a tres o cuatro como mucho. Los jueves, a quien ellas mismas llaman el nuevo sábado pueden superar los ocho. Los viernes desciende sustancialmente el número, el sábado no salen y el domingo hay concentraciones multitudinarias de ellas en las terrazas de los hoteles que organizan el brunch.


En verano hay muchos, no se si es por la crisis y el consiguiente descenso del uso del aire acondicionado o por la moda eco de no utilizar productos agresivos para nuestros vecinos.
En otoño proliferan en inauguraciones, exposiciones, mercados de segunda mano y eventos varios.


El invierno es su estación preferida por el uso indiscriminado de abrigos y chaquetas apolillados, palestinas en desuso excepto para ellas y cabellos acogedores.
Polentas, couscous, pan casero de semillas y tés de países lejanos son un buen caldo de cultivo para su exaltación, excitación y proliferación.


Las cervezas artesanas y los vinos y cavas ecológicos con ese tufillo a estiércol son también excelentes vías de reproducción.
Los bolsos de cuero/cabra pestilentes y los macutos/petates guarrindonguis enaltecen su condición y guardan/esconden pestilentes y grasientos mata hambres exentos de proteína animal y atiborrados de tofus y sojas transgénicos, vinagre de arroz y aceite de sésamo.


Tejidos reciclados, que absorben como esponjas, olores corporales varios, similares a la cebolla y el cangrejillo.
Y no puedo negar el derecho de cualquier ser vivo a disfrutar libremente de su vida.
Pero también, y me ampara el derecho a la libertad de expresión, debo decir que no puedo con esos bichillos pequeños, negros o manchados que acuden en bandada a los restos de los grifos de cerveza, a las rodajas de lima, limón o naranja e incluso de pepino para los gintónics.


Y no me da la gana de utilizar sprays contaminantes porque tengo cierta verde conciencia social.


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